| I never remember forget you - Relaciones de Sierra |

- El ser humano tiene la capacidad de reunir en su mente no sólo conocimientos, si no toda clase de vivencias y recuerdos que distorsionan y modifican su personalidad, sus ideologías y orientan sus actos hacia el bien, el mal o hacia una línea neutra entre ambos estados. Cuando careces de recuerdos tu vida, ante tus propios ojos, se sume en un desconocido anonimato que no eres capaz de resolver. No sabes quién eres, dónde estás ni cómo has llegado a ser lo que eres. No recuerdas haber comprado la ropa que llevas puesta ni haber escrito en tus brazos los nombres de personas que seguramente ya no recuerdas. Ése es el día a día de Sierra. El día a día de alguien que sufre memoria a corto plazo.

Posiblemente recuerdes esos rasgados ojos grises que te devolvieron una mirada cómplice con curiosidad y sin querer, o también esa tez plagada de pecas infantiles que concuerdan a la perfección con su aniñada sonrisa. Sierra carece de la posibilidad de reconocer con la mirada, de analizar lo que la rodea e identificar a los sujetos que se mezclan en su vida y también en su camino. Sólo es capaz de recordar o reconocer algo palpable; algo material que le recuerde a aquello que intenta memorizar, aprender o simplemente reconocer. De ahí que la joven Sierra sea un cúmulo de inseguridades y miedos hacia lo desconocido, pues cuando tu mente te obliga a partir de cero y, a su vez, también a recapacitar sobre un tropel de información desconocida no eres capaz de distinguir qué es real y qué es ficticio. ¿Quién te está mintiendo? ¿Quién está intentando ayudarte? La vida de Sierra es como el Cluedo y ella la continua quisquillosa que desconfía hasta de su propia sombra.

No te asustes si la joven pecosa te saca una foto tras haber cruzado más de las palabras necesarias contigo. Tampoco si antes de llegar a dicha acción olvida lo que te ha dicho, lo que le has respondido y la conversación que habéis mantenido. El intervalo en el que Sierra es consciente de la realidad varía dependiendo de la situación, incluso también de la persona: cuánto más familiar le resulte algo, más tiempo dispondrá para ser consciente de que lo conoce. Por el contrario, si acabas de conocerla es probable que sea incapaz de seguir el hilo de la conversación durante más de cinco o diez minutos. Por ello lo escribe y fotografía todo. Toma continuas notas de sus conversaciones y también de lo que debe hacer o de a quién ha conocido ese día. De otra manera su vida actual estaría formada por intermitentes y continuas lagunas, pues la capacidad receptiva de su memoria dejó de almacenar información desde hace diez meses.

Te preguntarás como es que alguien como Sierra tiene o conserva a sus amigos. Puede resultar en un primer momento alguien curioso, incluso simpático, pero lo cierto es que cuando la relación que mantienes con una persona se queda estancada en un día, en un momento, y no es capaz de avanzar de ninguna manera hacia delante empiezas a darte cuenta de que vivir en el pasado no es algo "curioso" o "interesante", si no más bien una pesadilla que envuelve a Sierra, la cual sigue viviendo en ese pasado continuo, incapaz de vivir el presente y de planear el futuro. Siempre se ha caracterizado por ser una muchacha tenaz, ambiciosa y perseverante y es por ello que hoy día sigue estudiando en Albright. No le gusta rendirse ni tampoco sentir que su problema la convierte en alguien inferior o simplemente discapacitado. Es evidente que sus limitaciones son superiores al resto de estudiantes pero no por ello ha de tirar la toalla y esconderse de las miradas ajenas, como si fuese alguien a quien repudiar; de quién alejarse por miedo a que su olvido sea demasiado dañino. Al fin y al cabo ver como aquella persona con la que te reíste y gracias a la cual te emborrachaste no es capaz de recordar lo que hicisteis ayer o lo que te dijo hace diez minutos, duele. Y no todo el mundo está dispuesto a llevar sobre sus hombros la carga y el peso de ese dolor.

Sierra, pese a todo, se considera una persona feliz y optimista. Su propia mente le ha arrebatado el poder ser dueña de sus recuerdos y vivencias pero le ha otorgado el don del perdón y el olvido. Con ella puedes permitirte cometer errores, pues éstos serán omitidos y pasados por alto en menos de veinticuatro horas. Por ello inocente e indefensa, Sierra irradia fragilidad e inocencia cada vez que habla, se mueve o escribe. Podrías hacerle daño, podrías incluso darle una buena paliza que posiblemente al día siguiente, al cruzártela por los pasillos, ella te sonriese con la misma timidez que se apodera de ella cada vez que es consciente de su discapacidad. Es probable que antes de que le dé tiempo de lamentarse de su deplorable estado anímico ya haya olvidado porqué lloraba, o al menos porqué las lágrimas empezaban a emanar de sus ojos. Sí, esos dulces y grisáceos orbes que al mirarte es como si lo comprendiesen todo, como si te reconociesen y entendiesen sin necesidad de palabras, sin necesidad de tiempo. Como si en un segundo ella se apoderase de tus problemas y en un minuto tú quedases libre de todo remordimiento. Sierra no es la misma de ayer, pero tampoco la de mañana. Con ella cada segundo es único e irrepetible, así que aprovéchalo: pues nunca sabes cuándo dejará de recordarte.