Una vez alguien me dijo que las gubias égamos tontas, ¡entonces le dí un guantazo! {Relaciones de Rachelle}

Rachelle Madeleine Pleydell
'¡Un, dos, tres! SIGMAAA....¡NU!'
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»Nombre Completo: Rachelle Cassiope Pleydell Gishallon.
»Apodos: Rach, Elle o Chelle, no más. Aunque también acepta otros
»Fecha de Nacimiento: 19 de febrero de 1987. Veintirés años.
»Estudia: Literatura.
»Fraternidad: Sigma Nu.
»Rango: Presidente.

No es lo que decimos la más compasiva o comprensiva, está muy lejos de sentir pena o cualquier otra clase de sentimiento por alguien; no le importa nadie que no sea ella, que es más fría que un puto hielo, vamos. Suele ser alguien a la que le gusta tener el control de las cosas y las personas, le gusta que todo se haga como ella planea, le gusta tener el control, saber que ganará; ser la mejor. Es muy fácil reconocer a Rachelle -dejándo de lado su fama de zorra fácil, claro-, principalmente porque se pavonea por los pasillos del campus con su sonrisita de suficiencia, rodeada de sus pequeñas y tontas súbditas, como quien dirije a un rebaño o algo por el estilo; inmediatamente, el pasillo más abarrotado se hace a un lado para dejarle paso, cual escena sacada de la biblia, vamos. Le gusta ésa atención, que a donde ella vaya le sigan, que vivan pendiete de lo que dice o no dice, de lo que hace, de con quien se junta, en la cama de quién duerme, qué toma, qué come, cuándo duerme, todo. Es egoísta y si hay algo que le jode en esta vida, es que alguien le venga a bajar del trono, porque si, se ha posisionado en la cima de la escala social de Albright, por sobre muchos ha pasado para llegar allí, ha fingido ser tonta y hueca, fácil y algo inocente para ser la reina, no va a dejar que nadie le quite su reinado, por supuesto que no; quien se atreva, seguramente se las tendrá que ver con la señorita Brehm, aunque es recomendable no hacerle enojar.

¿Habéis oído ese dicho que reza que las rubias son tontas? Pues no, no lo son, o al menos ella no entra dentro de dicha categoría; es mucho más inteligente -y astuta- de lo que se deja ver, se hace la tonta para encajar entre sus porristas -¿o debería decir ovejas?-, para imponer respeto, pero en realidad es bastante inteligente, pero por sobre todo, maquiavélica. Es vengativa y sumamente estratégica, actriz de calidad, que pretende ser algo que no se sólo para encajar, porque, ¿sabéis cuál es su mayor miedo? Quedarse completamente sola, como una ameba, como lo estuvo tanto tiempo en antaño, su mayor secreto, el más receloso. Le gusta ser el centro de atención siempre, el modelo a seguir de las nuevas generaciones, la más envidiada entre las tías, la más codiciada entre los hombres. Es, prácticamente, lo que la sociedad considera que está bien, vive pendiente de lo que dicen los demás de ella misma y en el camino, se ha olvidado de hasta quién es ella en realidad, quién era la verdadera Rachelle, mucho antes de que llegara a la universidad; quizá algún vestigio de ella continúe en algún pequeño rincón de su mente, y a veces intenta salir, pero la criatura grotesca que se hace llamar Rach se ha encargado de terminar con ella hasta la raíz.

Más falsa y fría que un cubo de hielo, no se preocupa por nadie, ni siquiera finge hacerlo, le aburren los problemas de los demás, que ya tiene suficiente con los suyos, ¿vale? Se hace la fresca, que no le importa mucho lo que pase con los demás y tal, aunque en realidad vive huyendo, hace ya mucho tiempo que olvidó lo que se siente ir a casa y comer un buen estofado de su madre, abrazar a su hermana, hasta discutir con su padre, lo extraña, jodidamente sí que lo extraña, pero sabe que por más que quiera -y pudiera- está prohibido volver, volver implica mucho más que coger un avión y apoyar el culo en un asiento de clase turista durante doce horas y así, esas son nimiedades comparadas con lo que tiene que lidiar nuestra Rachelle, nimiedades de las más mínimas que hayan. Le molesta que los demás le vengan con problemas que no son suyos, principalmente porque le harta tener que escuchar las preocupaciones ajenas, aunque cotilla, cotilla si es, mete cizaña donde no se puede, anda levántando el polvo y alborotando porque sí, para llamar la atención; ha llegado a tal extremo de inventar chismes suyos, para no pasar al anonimato, lo que más teme, estar sola.

Rachelle siempre se había considerado alguien que odiaba a las personas diferentes -homosexuales, vamos-, solía dejar a su hermano mayor de lado por eso, y en parte, lo sigue haciendo; aunque el problema ahora no es su hermano, qué va, es ella misma, que ha empezado a dudar de todo lo que ella es, de sus creencias y sentimientos, de lo más profundo de su alma. Tiene miedo, no, no, asco de sí misma, le repugna de sobremanera la forma en la que ha empezado a pensar y proceder; se intenta meter a golpes que los tíos le siguen pareciendo la cosa más guay del mundo, pero no, siempre termina mirándo las tetas de una y otra, por más que intente no hacerlo. Sigue acostándose con tíos sólo para mantener su fama, para seguir bajo el reflector, ¿la verdad? Ya no le causa ni puta gracia. Está confundida, asustada, ha dejado de ser Rachelle, la mujer que creía que era, ahora es...es...es rara.

Te ayudagía pero...no, en realidad no quiego haceglo.
Aguí entgas tú y piensas tú.
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Aparte de respeto, no sé dónde más colocarte. Pero, debo estar aquí, oh jefa.
Entonces, se pueden llevar bien, mal, o regular. Yo creo que será más bien regular, pero depende de si Rachelle decidirá pasar completamente de Hanna; y eso no depende de mí. Dime algo y extiendo.

Hola, subordinada .

Hanna es guay, cachi piruli; pero no creo que Rachelle sepa apreciarla, a sus Sigma las ve como muñecas de cuerda, las cuales son exprimidas hasta que no se puedan tener en pie por sí mismas. Así que, regular. Deslúmbrame.